Sincronicidad
 



Sincronicidad


¿Has experimentado alguna vez el placer de encontrar a la persona exacta que necesitabas aparecida de la nada?,¿o recibiste la llamada de alguien del pasado de la que apenas unas horas antes te habías acordado sin motivo aparente?, ¿o ese libro que encontraste y abriste  al azar encontrando inmediatamente el tema que querías ver?.

Todo esto y más es sincronicidad….

Sincronicidad es un término originariamente acuñado por Jung que se refiere a la unión de los acontecimientos interiores y exteriores de un modo que no se puede explicar pero que tiene sentido para el observador, es decir, ese tipo de eventos en nuestra vida que solemos achacar a la casualidad, a la suerte, o a la magia.

La sincronicidad representa la idea que esta alojada en nuestra mente esa idea de querer realizar y llevar a cabo determinadas acciones de la manera mas fácil, tan solo con desearlo, en otras palabras, tener fe, condicionar pensamientos positivos para así crear las situaciones que queremos.

Es eso lo que se atribuye al poder de la mente…

Se trata de vivir el mayor tiempo posible en ese “fluir” que hace que la vida parezca una aventura permanente, un viaje de descubrimiento constante sobre uno mismo, sobre los demás y el universo.


Decir sincronicidad es lo mismo que decir magia...


Las ideas poseen una vibración, a otros niveles tienen forma y color que hace que atraigan lo análogo, como el dicho “lo semejante atrae a lo semejante”. Al atraer lo que se le asemeja podemos leer en la materia lo que realmente pensamos sobre nosotros mismos y del universo, y tomar decisiones sobre lo que deseamos ver convertido en realidad y lo que no.

Pero entonces  diríamos ¿y porque no vivimos permanentemente en ese estado idílico en el que todo se resuelve, en el que la información fluye, en el que si fuera verdad seríamos como pequeños dioses creando lo que se nos antojara?

Pues siempre depende de que en la mente haya mensajes positivos, y emociones bondadosas en el corazón, normalmente experimentamos desde la idea preconcebida y decidimos luego que sentir por ella, emitimos un juicio antes de que la realidad se presente y hace que no veamos lo que es sino lo que queremos ver, y la magia se desvanece bajo el peso de la razón sin sentimiento por el miedo a lo desconocido.

El miedo y la duda corta el flujo instantáneamente, creemos un estado en el cual seamos participes de nuestras propias ideas,  pero condicionémoslas  para bien.







 
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